...carpetas multicolores de crochet trepan por los árboles de la calle Balmes...busco el origen de esta invasión pacífica, silenciosa, inocente, y me encuentro con un local de dos mil metros cuadrados en el que se desarrollan cuentos, sueños,clases de yoga y "muchas cosas más", según me dice Silvia, una amable anfitriona de raíces griegas y sonrisa abierta.
Me ofrece café o zumo de naranjas, mientras deja que pasee a mi aire entre mesas de roble, sábanas de lino y paredes acuáticas de cerámica en verdes y azules mediterráneos. Si además todos mis gatos terminan llamándose Coco, ¿cómo puede no gustarme este lugar tan especial, tan bien atendido y descansado?
Me encanto!!!!! tengo que ir a conocer estos lugares!!!!!!
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